martes, 7 de junio de 2011

SILENCIO


Silencio

Quien se encuentra frente a Dios
cara a cara,
no habla; no puede hablar.

¿Por qué caemos tan a menudo en la mentira,
ya sea por miedo o por vergüenza?

¿No sería mejor, en lugar de ello, que guardáramos
silencio o, desechando todo temor, dijéramos francamente
lo que pensamos?

Quien se ejercita en el dominio de sí mismo o
se deja absorber totalmente por el trabajo, apenas
habla.

Hablar y obrar no se compadecen fácilmente.

Fíjate en la naturaleza, que está constantemente en
acción, que nunca permanece inmóvil y, sin embargo,
guarda silencio.

A diario constato

lo importante que es el silencio.

Es importante para todos; pero para quien se deja
absorber totalmente por su trabajo, el silencio
es oro.

Cuando una persona ha convertido en costumbre no
saber lo que dice, ha llegado el momento de que se
desprenda de tal costumbre. Para lo cual ha de mantener
la boca cerrada y los labios sellados.

Día a día crece en mí el convencimiento de que con
el silencio se puede lograr todo.

Un pensamiento puro es mucho más poderoso que
un largo discurso.

Si dejáramos de hablar de cosas inútiles y habláramos
de las cosas importantes con el menor número
de palabras posible, podríamos ahorrar mucho tiempo
tanto para nosotros como para los demás.

De donde se deduce que con ello podríamos alargar
considerablemente la duración de nuestras vidas.

El silencio es el mejor discurso.

Si tienes que hablar, habla lo menos posible.

Evita, pues, utilizar dos palabras
cuando con una es suficiente.

Hablar o no hablar:
cuando es éste el dilema, el silencio debería tener
preferencia sobre la palabra.


Un sabio ha dicho que el silencio nos dispone al
conocimiento de nosotros mismos y hace que nuestra
vida exterior sea conforme con la interior.

El hombre causa mucho más daño a sus propios
intereses hablando que guardando silencio.

El silencio provocado por el miedo
no es silencio.

Cuando alguien ha perdido la paciencia, debe refugiarse
en el silencio y no hablar hasta que haya
recobrado la calma.

El ruido no puede imponerse al ruido;
el silencio, sí.

Por encima de todo, el silencio.


de QUIEN SIGUE EL CAMINO DE LA VERDAD NO TROPIEZA
Mahatma Gandhi

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