miércoles, 14 de octubre de 2015

El Mensaje Reencontrado - LIBRO XVI


LIBRO XVI


Y el agua les fue dada de una roca, y de
una piedra el apaciguamiento de su sed.
SALOMÓN

¿Quién es una piedra sino nuestro
Dios?
SALOMÓN

RÉUNIT ÈVE 
LA ROCA
1. Examinemos bien lo que nos es dicho o
preguntado por cada uno y veamos si la
cosa es conforme a la ley de Dios y no a
las leyes de los hombres, y Dios nos
contestará dentro de nuestro corazón. Pero
pocos de entre nosotros escuchan la voz
del Señor, pues ésta trastorna nuestros
hábitos, contradice nuestras pasiones y
destruye nuestra falsa tranquilidad de
agonizantes ciegos y sordos.
«¿Quién se tapará las orejas para oír
mejor y quién cerrará los ojos para ver
mejor?»
1'. El que no posee el Espíritu de Dios
juzgará el Libro como una cosa aburrida,
oscura e inútil, pues demasiados
mediocres han desacreditado la palabra
inspirada emasculando el verbo de Dios,
propagando escritos imbéciles, fabricando
imágenes muertas y haciendo comentarios
erróneos. En una palabra, utilizando las
santas Escrituras para sus pequeñeces de
hombres en lugar de servir a la grandeza
de las revelaciones divinas.
2. ¿Acaso ya no sabemos reconocer el
tono de la verdad de Dios ni el lenguaje de
la poesía santa? ¿No será porque nuestra
miserable razón, nuestra pequeña
inteligencia y nuestra segura mediocridad
han ahogado en nosotros las voces de la
humildad, de la inspiración y del amor,
que no engañan a los verdaderos hijos de
Dios?
2'. Mutilando nuestras antenas receptoras,
nos desconectamos de la inspiración y nos
volvemos sordos. Suprimiendo nuestras
antenas emisoras, nos privamos de nuestra
virilidad y nos volvemos ciegos. Es
entonces cuando nuestras compañeras se
rebelan, y nos desprecian al tener que
asumir nuestras funciones desfallecientes.
3. Haznos humildes, pacientes, amantes,
inocentes y puros a fin de que seamos
plenamente fecundados por tu amor y
conducidos hasta tu gloria imperecedera,
Señor magnánimo y perfecto.
3'. Finalmente, son nuestros hijos quienes
nos tratan como nulidades en nuestros
propios hogares, después la anarquía se
extiende por las naciones y, por último, la
esclavitud se establece en el mundo.
4. Cuando encontremos a un creyente, le
diremos: «Háblanos de Dios». Así,
nuestras conversaciones serán siempre
interesantes, bellas y útiles. Sin embargo,
el silencio en Dios es superior al ruido en
el mundo.
4'. Quien desvelase a cualquiera el
misterio de Dios y quien lo recibiera
indebidamente, serían excluidos sin
perdón por la eternidad.
5. «No tenemos que ser pacientes y
corteses con los malvados, ni con los
hipócritas, ni con los mediocres, que
solicitan nuestra aprobación de sus
maldades y de sus banalidades. ¡Que se
aparten de nosotros como nosotros nos
apartamos de ellos!»
5'. En efecto, sólo Dios desnuda su verdad
ante quien él ha escogido, ya que es el
único juez de nuestros corazones y el
único dueño de su secreto. Los Sabios, los
profetas y los santos de Dios sólo pueden
revelarlo en imágenes a los creyentes con
temor y temblor.
6. Los que son instruidos por Dios
reconocen las religiones y las iniciaciones
de los hombres, pues son ellos quienes las
instituyen cuando faltan y quienes las
enderezan cuando se desvían.
6'. Si no atraemos hacia nosotros al
Espíritu de Dios, permaneceremos aquí
abajo como animales miserables, limitados
a los sentidos exteriores y estúpidos ante
la creación viva del Único.
7. La agricultura es, sin duda, el
conocimiento más útil a la humanidad; sin
embargo, muchos la ignoran y casi todos
la desprecian. «¡Extraña ceguera!»
7'. Se nos llamará «plantador de hombres
y jardinero de Dios». Son títulos
prestigiosos y gloriosos para los que
comprenden.
8. Siembra, mortificación, germinación,
ablución, floración, fructificación,
multiplicación: tales son los estados
sucesivos de nuestro perfeccionamiento en
Dios.
8'. La verdad de Dios reposa dentro de
nuestros corazones oscurecidos. Sólo la
gracia y el amor del Señor pueden
manifestarla claramente dentro de
nosotros mismos y fuera en el mundo
tenebroso.
9. La comunión se realiza en nosotros por
el matrimonio del pan y del vino, que se
unen por medio del agua que está
contenida en todo. Así, mantienen y
desarrollan la vida que nos habita desde el
comienzo y la liberan de las garras de la
muerte.
9'. El que ha recibido la vida directamente
de Dios también puede darla a quien le
plazca. Sin embargo, prefiere dejar en
manos del Señor esta temible elección, ya
que sólo Dios es el conocedor perfecto. Él
sabe lo que encubren nuestros corazones.
Él conoce lo que produce el tiempo. Él
posee lo que hace la eternidad.
10. Mientras ignoremos la vía de Dios y
estemos privados de su luz santa,
podremos imaginar que somos los únicos
en poseer la verdad y en practicar
la verdadera religión. Pero cuando
penetremos el misterio de la unidad de
los santos en Dios, nos quedaremos
estupefactos al reconocer, al mismo
tiempo, la unidad de las enseñanzas de
Dios en el mundo.
10'. Así, debemos confrontar las palabras
y el pensamiento de los libros santos de la
humanidad a fin de acceder a la unidad
trascendente que hace concordar entre sí a
todos los Sabios iluminados de Dios,
desde el comienzo hasta el fin.
Recordemos, no obstante, que la llana
razón de los hombres exiliados se opone
por completo a la inspiración y a la
revelación del Señor de luz.
11. Los racionalistas se parecen a
hormigas que no ven más que su
hormiguero, ignorando el cielo que las
cobija, la tierra que las contiene y el
hombre que las observa. Ya que creen,
vanidosamente, ser los dueños de sus
obras y de su destino, sin prever la
inundación, el incendio o el pisotón del
paseante distraído que los dispersará.
11'. Los templos se han convertido en
lugares públicos que los profanos pisotean
y atraviesan como plazas desiertas; los
fieles van allí como quien va a una
estación, a un mercado o a una tarea
enojosa; y los oficiantes se han instalado
allí tras mostradores de venta y de
mendicidad.
12. Un dios atento también los mira y no
lo saben.
«Caídos en la inmundicia, se organizan
en ella en lugar de salir. Desgraciada
inteligencia, coraje inútil en verdad».
12'. Ya no hay candidatos a la ciencia de
Dios porque ya no hay creyentes en la
Omnipotencia de Dios.
Así, los iniciados de Dios se han vuelto
imperceptibles en el mundo, y sus adeptos
han desaparecido por completo.
13. Hay la esencia que fecunda, la
substancia que es fecundada, el medio que
ha nacido, la materia que es creada.
Hay, inversamente, la materia que
es sólida, el medio que es acuoso, la
substancia que es gaseosa, la esencia que
es fluídica. Pues lo que baja es como lo
que sube en el seno del Único.
13'. Primero, debemos ser pacientes en la
tierra de la fe.
- En segundo lugar, hemos de ser
purificados por el agua de la gracia.
- En tercer lugar, hemos de ser
fecundados por el aire del Espíritu Santo.
- En cuarto lugar, hemos de ser
madurados por el fuego del amor.
- En quinto lugar, hemos de ser
multiplicados por la muerte y por la
resurrección en el Único, pues todo
termina como ha empezado.
14. Ahora lloramos nuestra agonía en el
mundo, pero un día lloraremos viendo la
suerte de los que reniegan de nosotros y
nos abruman aquí abajo.
14'. Tengamos cuidado de que la muerte
no nos caiga encima como el rayo y no
nos encuentre desnudos y vacíos como
cálices ya bebidos.
15. ¡Ay!, ni la piedad y ni siquiera el amor
de los salvados podrán hacer algo por los
que hayan escogido los excrementos de la
muerte.
15'. El que quiera hacer su paz con Dios
debe primero hacer su paz con los
hombres y consigo mismo.
16. La ayuda nos viene de Dios por la
inspiración de los ángeles y por el
ministerio de los hombres.
¿Quién será tan estúpido como para
rechazar el consejo de los santos y rehusar
la ayuda de los hombres después de haber
solicitado el socorro del Altísimo? ¿Quién
será tan ignorante como para alabar el
instrumento y descuidar al artista?
¿Quién será lo bastante inteligente como
para remontar hasta el obrero pasando por
la herramienta y por la obra?
16'. El que está invitado al banquete del
Señor recibe la promesa de la vida.
- El que come en la mesa del Señor se
beneficia del don de la vida.
- El que bebe en la copa del Señor
obtiene el conocimiento de la vida.
Pero el que besa al Señor en los labios
reposa en el seno de la vida y gobierna con
el Perfecto.
«¿Quién puede dar sin sentirse
importante? Y ¿quién puede recibir sin
sentirse disminuido? ¡Sólo aquel que vive
en Dios!»
17. Los malvados estarán obligados a
tragarse su vida mezclada con la
inmundicia mientras dure su maldad. Ya
que la eternidad del infierno está hecha de
la obstinación de la rebeldía en la
ignorancia, en el orgullo y en la maldad.
17'. ¡Oh, creyentes de Dios!, regocijaos
en vuestras lágrimas y reíd en los
sufrimientos del exilio, ya que un día
viviréis dentro de la luz de Dios y os
volveréis transparentes y puros.
18. Es la absurdidad del trabajo forzado e
inútil, es el pecado de la vida mezclada
con la muerte, es la infección y el horror
de la podredumbre siempre agonizante y
siempre renaciente.
18'. Todo os será dado sin mezcla infame
y sin trabajo mercenario, beberéis en el
manantial sagrado y chuparéis la piedra
santa, habitaréis el esplendor, alabaréis y
bendeciréis al Señor magnífico por la
eternidad de la unión.
19. Esforcémonos cada día en fortalecer
nuestra fe en la promesa asombrosa del
Todopoderoso. Esforcémonos en aumentar
nuestro amor por el generoso que nos
alimenta. Esforcémonos en soportar sin
desfallecer las pruebas de nuestras vidas
oscurecidas. No nos cansemos de solicitar
el socorro de la Providencia del Altísimo.
No nos desanimemos nunca en nuestra
búsqueda del tesoro santo.
19'. Ahora, Dios mío, si hemos hablado
según tu verdad santa y si hemos actuado
según tu recta vía, deja fluir tu bendición y
haz llover tu amor sobre tus hijos
bienamados. Concede tu reposo a tus
servidores obedientes. Proporciona tu paz
a tus héroes abnegados. Comunica tu
sabiduría a tus amigos fieles. Multiplica tu
amor en tus amantes Hijos. Haz brotar tu
vida pura en tus imágenes oscurecidas.
Envía tu salvación a tus huesos dormidos.
20. El único trabajo que verdaderamente
cuenta es el trabajo sobre nosotros
mismos. El resto es un apaño provisional
consentido a las necesidades de nuestras
vidas prisioneras.
20'. Ahora, Señor, que hemos labrado
y que hemos preparado tu cosecha,
concédenos las primicias de tu abundancia
y danos las prendas de tu gloria sin par.
21. ¿Acaso no hay entre nosotros más que
cazadores de nubes y coleccionistas de
humo? ¿Acaso no hay más que
conquistadores de polvo y conservadores
de muerte?
21'. Honremos a los santos y acordémonos
de los creyentes fieles que han ilustrado la
palabra de fe y de amor, y que nos han
mostrado la vía de la aceptación y de la
paciencia en todas las cosas.

22. ¿Acaso no hay más que cascarones
vacíos que el viento agita al pasar? ¿Acaso
no hay más que vanidosos estériles y
bestias embrutecidas? ¿Acaso no hay más
que delirantes extraviados en las tinieblas
de afuera y cerdos que se revuelcan en sus
excrementos?
22'. Alabemos y bendigamos en nuestros
corazones a los Hijos de Dios, a los Sabios
y a los profetas que nos han transmitido la
antigua promesa del Señor de vida y que
nos han revelado la vía santa que salva de
la muerte.
23. Cuando el viento sopla, el desierto
parece animado, pero cuando cesa, todo
recae en polvo. Cuando las pasiones
se elevan, el mundo parece estar en
movimiento, pero cuando se apaciguan,
sólo se ve la banalidad de la duda y sólo se
oyen los borborigmos de la agonía de las
bestias.
23'. Adoremos en nuestros corazones al
Dios todopoderoso que nos rocía con su
gracia, que nos calienta con su amor y que
nos hace germinar hasta el cielo de
resurrección.
«Los repetidos fracasos de los
buscadores de artes, sistemas, ciencias y
leyes deberían abrirnos los ojos y hacernos
volver a la vía de la búsqueda íntima del
Perfecto».
24. El maligno parece meloso y adulador,
amable y prudente, prometedor y fácil,
seductor y almibarado, disfrazado y hábil,
evasivo e impreciso, complaciente y
encantador, solícito y servil. El mundo le
busca y cae fácilmente en sus redes; su
salario es el engaño, la desolación, el
tormento y la muerte.
24'. El santo parece duro y grosero,
decepcionante y severo, áspero y brutal,
torpe y ofensivo, exigente e intratable,
escandaloso y exagerado, repulsivo y
amargo. Todos huyen de él como de la
peste. Su regalo es la verdad, el consuelo,
la paz y la vida en Dios.
25. ¡Oh, tentación!, ¡oh, trampa!, los
impíos acaparan todos los bienes aparentes
del mundo y abandonan el tesoro de la
vida.
25'. ¡Oh, tentación!, ¡oh, salvaguarda!, los
buscadores de Dios tienen que mendigar
su subsistencia, cuando de hecho poseen el
oro que no se agota.
26. No adoptemos aires de salvados ni
finjamos la santidad, pues el barro que nos
cubre de pies a cabeza nos haría aún más
grotescos y risibles a los ojos de todos.
- Tampoco nos detengamos en nuestras
caídas ni nos durmamos sobre nuestras
pequeñas victorias. Caminemos hacia el
centro, ya que sólo es esto lo que cuenta y
no las pullas o las aclamaciones de las
muchedumbres ignorantes.
«Hagamos primero nuestra sumisión a
Dios en el secreto de nuestros corazones,
luego ya no nos costará publicarlo ante
todos».
26'. ¿No oímos la palabra que suena a
verdadera?
- ¿No reconocemos el tono que vibra
justo?
- ¿No nos sentimos impresionados por el
verbo inspirado de Dios?
- ¿No nos sentimos conmovidos por la
voz interior de aquel que nos habla?
- ¿No somos despertados por los
clamores de los enviados de Dios?
- ¿No nos sentimos trastornados por los
lamentos de los crucificados inocentes?
- ¿No estamos espantados por las
llamadas del Altísimo que nos requiere de
amores?
27. Riámonos de los burlones pensando en
nuestra recompensa y lloremos por ellos
pensando en su salario. ¡Oh, tristeza!, ¡oh,
dolor del rechazo de los muertos y de los
agonizantes!
27'. Más vale socorrer a un creyente que
ser enriquecido por un impío. Entonces,
¿cuán preferible es, pues, ayudar a un solo
creyente antes que enriquecer a mil
impíos?
28. El que mira con humildad a su Señor
deja al tiempo el cuidado de decantar el
barro del pecado donde languidece
miserablemente, pues los que quieren
orgullosamente analizarlo no hacen sino
volverlo aún más opaco y maloliente.
28'. El conocimiento de la obra santa es la
obtención de la gracia, es la posesión del
amor, es la entrada en la gloria y en el
reino de Dios.
29. Los santos de Dios se parecen más a
mendigos errantes sobre la tierra que a
poderosos establecidos en sus palacios,
pero los Sabios de Dios pueden
encontrarse en todas partes, pues las
tentaciones del mundo ya nunca podrían
hacerles olvidar a su Señor magnífico.
29'. Poniendo la mano en la simiente
tendremos masa, poniendo la mano en la
masa tendremos levadura, poniendo un
poco de levadura en mucha masa
tendremos la abundancia del pan que cura
y nutre a los hijos de Dios.
30. A ejemplo de los gérmenes que se
desarrollan largo tiempo en la oscuridad y
brotan de repente a la luz para madurar y
fructificar en el don de sí mismos...
30'. Resurgiremos de la tierra,
caminaremos sobre el agua, viajaremos en
el aire y reposaremos en el fuego para
asombro de todos y de nosotros mismos.
31. Así, nuestro amor en Dios incuba
mucho tiempo dentro de las tinieblas de la
fe para aparecer en el día de la esperanza
y realizarse plenamente en la virtud
multiplicativa del amor. «Tal es la muerte
y tal es la vida en Dios».
31'. Pues el Señor es un compañero
maravilloso que salva del desamparo, del
abandono, de la caída y de la dispersión en
la muerte. «Libera a tu Dios, nutre tu amor
y jamás estarás triste ni abandonado».
32. Todo nos puede fallar y abandonar,
pues nosotros mismos podemos renegar y
desistir de todo, pero el Salvador no
podría extraviar una parcela de su carne ni
olvidar una gota de su sangre en el mundo.
Tal es la promesa y tal es el amor de Dios.
«Beneficiarse del sacramento de vida no
es necesariamente disponer de él, y
disponer de él no es obligatoriamente
conocerlo».
32'. ¡Oh, salvaguardia del amor
crucificado!
¡Oh, memoria de la sangre dispersada!
¡Oh, potencia del centro estallado!
¡Oh, vértigo del eje imantado!
¡Oh, milagro de la vida reencontrada!
¡Oh, esplendor del oro depurado!
¡Oh, estupor de la unidad guardada!
¡Oh, fervor del corazón extasiado!
¡Oh, terror de la unión exaltada!
¡Oh, muerte en la vida del Bienamado!
¡Oh, paz en el seno de aquel que ES!
33. ¿De qué sirve rogar hipócritamente a
Dios en sus templos, si violamos su ley en
nuestras casas, si nos apartamos de su vía
en nuestras vidas, si ponemos trabas a su
obra en nuestros corazones?
33'. ¿Por qué no decir la verdad? Sólo los
hipócritas y los malvados la temen porque
perturba sus maquinaciones, pone al
desnudo sus mentiras y pone de relieve sus
deshonestidades.
34. Un creyente sincero que ruega, alaba y
adora a Dios en su corazón vale más ante
el Señor que todos los bienpensantes que
se exhiben complacientemente en los
atrios de los templos.
34'. La ilusión de la mentira será, tarde
o temprano, cruelmente disipada por la
desgracia y por la muerte, que es lo que
corresponderá a los engañadores y a los
engañados.
35. ¿Seguiremos aún mucho tiempo
rehusando o fingiendo ignorar el Libro,
cuando de hecho nos intitulamos creyentes
de Dios?
¿Quién de entre nosotros lo puede coger
en falta y quién lo puede refutar ante Dios
y ante los hombres?
¡Oh, ingratitud!, ¡oh, hipocresía!, nos
callamos e intentamos sepultar de nuevo el
talento de Dios.
¡Oh, desdichada ignorancia!, aún no
sabemos que la verdad de Dios rompe
todas las cerraduras de la muerte y brilla
finalmente a plena luz ante todos los
hombres de la creación para que puedan
escoger libremente y así el juicio de Dios
se vuelva irrevocable e inapelable.
35'. Todos estamos dotados para los goces
materiales porque halagan a la bestia y no
requieren ningún esfuerzo. Un gran
número de hombres está dotado para el
trabajo porque permite no pensar y
olvidarse en el mundo. Una igual cantidad
de individuos están dotados para los
negocios porque casan con la mentira y
alientan la codicia. Muchos están dotados
para las ciencias porque excitan la
curiosidad y la dispersión.
Un pequeño número está dotado para
las leyes porque requieren sutileza y
reflexión. Una minoría está dotada para las
artes porque exigen intuición y renuncia.
36. ¡Qué desdichada suerte la de los
timoratos, pero qué lamentable suerte
espera a los que se oponen a la luz del
Señor!
«Nuestro crimen es imperdonable, pues
tenemos razón frente a los impíos y los
hipócritas, frente a los sabios y los
ignorantes, frente a los inteligentes y los
mediocres».
36'. Algunos están dotados para la
búsqueda de la santidad porque necesita el
amor al prójimo y el olvido de sí mismo.
No hay casi nadie que esté dotado para el
misterio de Dios porque hay que meditarlo
mucho tiempo y adquirir el completo
conocimiento de la naturaleza y del
hombre. Sin embargo, el amor de Dios
basta a cada uno y todos pueden adquirirlo
fácilmente.
37. El artista es un perpetuo recién nacido
que se asombra de la creación aparente.
El sabio es un perpetuo curioso que
busca el resorte de la creación presente.
El santo es un perpetuo agonizante que
espera el reposo en la creación oculta.
El Sabio es un perpetuo viviente que se
activa y que reposa con el Perfecto en el
seno de la creación depurada.
«En el semen del hombre está oculto un
germen que consolida la sustancia de la
mujer. Así, la conciencia de Dios es como
un punto que coagula el Universo y que le
da la forma»
37'. Hay los prometidos por la revelación
del Señor de caridad. Hay los
comprometidos por la fe en el viviente de
eternidad. Hay los ligados por la gracia del
Todopoderoso. Hay los encadenados por
el amor del Bienamado. Hay los clavados
por la unión con el Perfectísimo. Hay los
agonizantes por la integración en el Único
Esplendor. Hay los muertos por el
conocimiento del Muy Oculto. Estos ya no
hablan ni actúan personalmente, pues
permanecen en reposo y en acto con el
Incognoscible que ES.
38. La lectura asidua de los libros santos
es lo que engendra y mantiene nuestra fe y
nuestro valor en Dios. La frecuentación
cotidiana de las Escrituras sagradas es lo
que hace nacer y mantiene nuestro fervor
y nuestra esperanza en el Único. El
estudio repetido de las palabras reveladas
es lo que ilumina y aumenta nuestra
ciencia y nuestro amor por Dios y los
hombres.
38'. Si abandonamos o si tan sólo
descuidamos los libros santos, recaeremos
rápidamente en el caos del infierno y de la
muerte. Si los estudiamos pacientemente y
si los practicamos en nuestros corazones,
Dios nos hará acceder a su vida magnífica
y nos conducirá a su paz sin mezcla.
39. La práctica paciente y atenta de las
enseñanzas sagradas es lo que libera y
perfecciona nuestra vida en Dios
39'. Roguemos al Señor para que nos
permita alcanzar el fondo de las cosas y de
nosotros mismos a fin de poder acceder a
su grandeza divina y a su santísimo
reposo.
40. Los comentaristas bien intencionados
son a menudo siniestros, pero el trato
directo con el Señor jamás es aburrido
40'. La luz nos habita y nos circunda, pero
permanecemos en las tinieblas de la duda,
del desespero o de la fe mientras el Señor
no levante el velo tenebroso que nos
estrecha por todas partes.
41. Los santos y los ángeles de Dios
son quienes ayudarán a dar a luz a los
verdaderos creyentes cuando renazcan en
el mundo glorioso del Perfecto, y los
malvados y los demonios son quienes
ayudaran a dar a luz a los impíos y a los
hipócritas en el mundo de las bestias
brutas.
41'. No, la promesa fantástica del Señor no
es un cuento de viejas ni una historia para
divertir a los niños. Es una realidad que
todos verán con sus propios ojos, que muy
pocos tocarán con sus manos y que sólo
algunos conocerán en el secreto de su
corazón.
42. Todos los libros Sabios y santos son
del verbo, vuelven a entrar en el verbo
permanecen en el verbo y vuelven a salir
del verbo para la instrucción y la
del verbo para la instrucción y la
salvaguarda de algunos y para la condena
de los otros. Esta es la prueba impuesta
por Dios, que así prepara el juicio del fin
de los tiempos y la jerarquía de su nueva
creación.
42'. Hay un cierto número de fieles entre
las naciones. Sólo hay un pequeño número
de creyentes entre los fieles. Sólo hay un
pequeño número de santos entre los
creyentes. Sólo hay un pequeño número de
Sabios entre los santos. Sólo hay un
pequeño número de Hijos de Dios entre
los Sabios. Y no hay más que un solo
verbo de Dios entre los Hijos divinos.
43. Así, de entre los creyentes que sirven
actualmente muchos serán servidos y
muchos de entre los que mandan deberán
obedecer.
«Observemos que los enviados de Dios
siempre se han proclamado servidores de
Dios y de los hombres».
43'. Es él quien lo hace todo, pues todo
viene de él y todo vuelve a él. Es él quien
inspira las Escrituras santas, es él quien las
anima, es él quien las propaga, es él quien
las guarda y es él quien las renueva según
le place.
44. No despreciemos nada ni a nadie pues
todo lo que despreciamos ya nada de
bueno nos aporta e incluso acaba por
volverse contra nosotros. Entonces, el odio
y la desgracia suceden al desprecio y a la
privación. En efecto, el que se excluye de
la vida y del amor es finalmente excluido
por los hombres y por Dios. Así pues,
debemos tener cuidado de no despreciar
jamás a los seres ni las cosas que nos
hacen vivir, sino al contrario, debemos
estimarlos y amarlos cada día más a fin de
que ellos también se vuelvan cada vez más
benéficos y amantes.
44'. No disputemos a causa de ninguna
religión ni de ninguna doctrina.
Estudiemos asiduamente todas las
Escrituras santas.
- Observemos la ley del Único, que es el
amor de Dios y de su creación entera.
- Practiquemos su vía, que es el retorno
a la vida pura y santa de los tiempos
antiguos.
- Realicemos su obra, que es la fijación
de nuestras vidas en el centro
perfectísimo. Así, todas las cosas serán
realizadas en el esplendor último y
primero.
45. Por lo tanto, ¡cuánto debemos amar a
aquel que nos ha dado la vida, que la
mantiene, la libera y la restituye en su
esplendor primitivo cuando se lo rogamos
santamente!
45'. Los elegidos de Dios le perciben en
esencia, le contemplan en substancia, le
palpan en nacimiento y le saborean en
cuerpo resucitado. ¡Oh, misterio santo y
perfecto de la totalidad del Ser!
46. Los grandes Sabios, los grandes santos
y los grandes artistas son ejemplos
maravillosos que no deben desanimarnos a
jugar nuestra pequeña partida personal,
pues están aquí como ejemplos y como
guías hacia la perfección que todos
podemos alcanzar por la sencillez y la
pureza de las operaciones de nuestros
corazones.
46'. Jamás desesperemos de Dios en esta
vida y jamás nos abandonemos en el
mundo. Pidamos, más bien, el socorro del
Señor y pongámonos en sus manos
hábiles, pues libera nuestra vida del
inmundo, la purifica maravillosamente y
la conduce hasta la perfección de su Ser
admirable.
47. Vayamos a visitar a los muertos, a los
enfermos, a los prisioneros, a los
desdichados, a los abandonados y, después
de haberlos socorrido, consideremos en
nosotros mismos el respiro del que aún
gozamos y pongámonos de inmediato a la
búsqueda de Dios, antes de que sea
demasiado tarde.
47'. El Libro puede parecer fácil o difícil,
pero nunca es oscuro ni alejado para aquel
que escoge socorrer y amar sin juzgar.
«En la tentación, roguemos por nuestra
conversión y por la del enemigo».
48. Deseamos colaborar en la
rehabilitación y la reintegración en Dios
de todas las criaturas extraviadas en la
muerte. Tal es nuestro deseo, pues el
trabajo más noble ante Dios es el de
separar con él la luz de las tinieblas y
cocer su verdad hasta el esplendor fijo y
perfecto.
48'. Nos hace falta una gran audacia para
bendecir a nuestros enemigos, pero es el
único medio seguro para liberarnos de
ellos, liberándoles del mal que oscurece
sus corazones y les mantiene en la muerte
ciega.
¿Acaso Dios no hace también reflorecer
todas las cosas mediante su bendición
santa?
49. Hay muchos más fieles bien
intencionados que creyentes iluminados.
- Hay mucha más gente de buena
voluntad que hombres instruidos. Y hay
muchos más extraviados que malvados en
el mundo.
49'. Si no comprendemos nada después de
haber estudiado y meditado el Libro, es
porque aún estamos entenebrecidos por la
mugre del pecado, que nos impide ver el
milagro de Dios en acción en el mundo y
en nosotros mismos.
50. Cada cual denuncia al vecino en
nombre de la moral de los hombres, en
lugar de buscar el amor del Único para sí
mismo y para los suyos.
«La naturaleza es la que nos hace
conocer al hombre, y el hombre es quien
nos hace conocer a Dios».
50'. Sólo hay una respuesta a la maldad:
rogar en nuestros corazones para que
el malvado se convierta y cese de
atormentarnos y atormentarse.
«Dios aplasta a los rebeldes y perdona a
los arrepentidos».
51. ¿Cómo es posible que quienes más se
valen de la recomendación de Dios se
denuncien y se desgarren, en lugar de
amarse y ayudarse mutuamente como
hermanos nacidos del mismo Padre y de la
misma Madre?
51'. Algunos, por su actitud vanidosa e
hipócrita, vuelven el culto de Dios
sospechoso o incluso odioso a muchos.
Otros, por un celo ciego, salen de él con
estrépito y lo fraccionan al infinito.
52. Es que tienen más confianza en sí
mismos que en Dios y en su santa ley de
amor.
«Se pelean como perros y ladran
estúpidamente tras los hombres Sabios y
santos. Pero el látigo divino los calmará
pronto».
52'. Toda esa gente sólo vive de la corteza
de las Escrituras y no sospecha la
almendra preciosa que encierran.
«El que estudia los libros santos y habla
al Señor en su corazón practica la
verdadera religión».

53. Ignoran el sentido oculto de la palabra
inspirada, sus explicaciones morales son
la prueba entristecedora de ello. Si
comprendieran, remontarían al manantial
en lugar de perderse en justificaciones
ociosas y en disputas imbéciles.
«Dios borrará las patrias, las ideologías,
las confesiones y las sectas, pues los
creyentes son todos hermanos en la unidad
del Único».
53'. Dios nos propone la aventura inaudita
y nos ofrece el lote increíble. Nos presenta
las llaves de la muerte y de la vida y
nos indica la vía que salva del caos
del absurdo. Pero nos empeñamos
estúpidamente en perseguir la
podredumbre agonizante y clamamos
contra la injusticia. ¿Seremos siempre tan
imbéciles e incurables?
54. No temamos ser como solicitantes
obstinados y como mendigos inoportunos
ante el Señor, pues él sólo concede sus
tesoros a quienes se lo ruegan con
humildad, perseverancia y amor.
54'. Estamos plagados de deudas ante el
Altísimo, pero le pedimos siempre más a
fin de probar su generosidad sin límites y
profundizar su amor sin fondo.
55. En todas las ocasiones en que seamos
tentados, roguemos con amor por la
conversión del maligno, es decir, por su
sumisión y por su retorno a Dios. Así, o
bien se convertirá o bien se alejará y, de
todas maneras, seremos liberados.
55'. No es maldiciendo al maldito como
le haremos volver al redil y no es
combatiéndole como nos liberaremos de
él; es pidiendo perdón a Dios por él y por
nosotros.
56. La frecuentación íntima del Señor nos
quita toda timidez y vuelve nuestra fe
operante y nuestro amor milagroso; ella es
quien nos da lo necesario y nos colma de
lo superfluo a fin de que seamos los
testigos vivos de la bendición del
Todopoderoso.
56'. Cuando seamos atormentados,
roguemos por el que nos atormenta.
Cuando seamos colmados, alabemos
al Generoso, pero cuando seamos
abandonados, hagamos humildemente el
inventario de nuestra desnudez y de
nuestra nulidad y esforcémonos en
restablecer el contacto por la meditación
de los libros santos.
57. Muchos hombres y muchas cosas
pasarán, y el Libro será siempre nuevo y
sellado como en el día de su nacimiento,
en la pobreza, en el anonimato y en el
abandono.
57'. No, no hemos escrito el Libro en
vano, pues por él multitudes de creyentes
serán confirmados en su fe, fortalecidos en
su amor e iluminados en su búsqueda. Y
nuestra recompensa brilla ya en las manos
y vive en el corazón del Señor magnífico.
58. A Dios no le interesa mucho nuestra
situación en este mundo. Considera, más
bien, el estado de nuestro corazón, pues de
él provienen nuestro salvamento o nuestra
perdición, y el color de nuestra piel no
añade ni suprime nada a esto.
58'. Todos se ganan la vida trabajando,
traficando, jugando o robando. Sólo el que
busca a Dios está obligado a mendigar su
pan como un inútil. «¡Oh, maravilloso
humor del Altísimo para aquel que sabe!»

59. Imbéciles e incurables, esos sabios
confunden a Dios con un ideal y la
realidad viva con la ceniza muerta.
59'. Imitemos fielmente los
procedimientos de la naturaleza, pero no
copiemos estúpidamente sus apariencias
engañosas.
60. Dejemos al mundo con sus asuntos,
que le parecen tan serios e importantes, y
ocupémonos de los asuntos de Dios que
parecen tan irreales y lejanos al mundo, y
acordémonos del proverbio que dice:
«Quien ríe último, ríe mejor», porque el
eco de esta risa invadirá el mundo y
cubrirá los aullidos de los réprobos.
60'. La burla de los inteligentes, la grosería
de los brutos, la malicia de los malvados,
la avaricia de los codiciosos, el orgullo de
los poderosos, la vanidad de los sabios, la
obcecación de los sectarios, la hipocresía
de los hábiles, la indiferencia de los
ignorantes, la satisfacción de los
mediocres, alejan del divino tesoro que
contiene la vida sin mezcla.
61. ¿Por qué mendigar siempre a los
hombres, que no dan sino refunfuñando y
no pedir jamás nada a Dios, quien nos
colma con tanta generosidad?
61'. Algunos han encontrado reposando
aquello a lo que multitudes no se han
acercado trabajando duramente.
«¡Oh, misterio insondable del don
divino!»
62. La violencia del deseo impide
finalmente su realización. Por eso, después
de haber rogado mucho, es prudente
confiar a Dios el cuidado de concedernos
lo que le pedimos, permaneciendo
simplemente muy atentos a lo que ocurre
en nosotros y alrededor nuestro.
62'. Para separar la almendra de la mugre
que la rodea siempre hay que lavar, y es
un gran secreto que la naturaleza pone
diariamente en evidencia ante todos. Sin
embargo, hace falta la inspiración de Dios
para comprender la evidencia de la ciencia
divina.
63. ¿Quién podría extinguir el movimiento
de la vida? La misma muerte lo disimula
pero no lo suprime.
63'. Todo permanece en la unidad del Uno,
nada persiste indefinidamente en los
números.
64. Démoslo todo en nombre de Dios a fin
de que los agradecimientos, las alabanzas
y las bendiciones vayan a él y a
continuación vuelvan a nosotros por efecto
de su gracia desbordante.
«Los santos aman a los que aman a
Dios, antes de amar a aquellos que les
honran».
64'. Estamos unidos a todos los creyentes,
a todos los hombres y a todas las mujeres
de bien, como a hermanas y hermanos
gemelos que comparten el mismo cuerpo y
el mismo espíritu en la unidad
trascendente del Único.
65. Labremos pacientemente el Libro y su
cosecha nos enriquecerá y nos nutrirá en la
paz del Único.
«Lo propio de los sabios del mundo es la
profanación. Lo propio de los Sabios de
DIOS es la revelación».
65'. El falsario puede contrahacer la
apariencia de la palabra santa, pero no
podría imitar su contenido misterioso y
viviente. ¡Oh, que se callen todos los que
nos describen la luz santa que no han visto
ni han tocado!

66. No tenemos un genio poético o
literario para atraer a los hombres hacia
Dios, no conocemos ni predicamos sino la
verdad santa.
«¡Débil cebo: terrible anzuelo!»
66'. Nuestra meta debe coincidir con la
meta de Dios, que es nuestra conversión y
nuestra restitución íntegra. Es decir, el
rescate de la bestia y de toda la creación
en la unidad reconquistada del cuerpo, del
alma y del espíritu divinos.
67. Exigiendo mucho de uno mismo y
muy poco de los demás, se logran todas
las victorias deseadas.
67'. Examinándose naturalmente hasta el
corazón y reposando en el mundo, se llega
rápido hasta Dios.
68. ¿Los filósofos racionalistas y los falsos
profetas delirantes no son como las
espinas que coronan al Señor y como las
que rodean la rosa mística?
68'. La verdad bien luce dentro del pozo,
pero la entrada está cubierta de zarzas
enredadas inextricablemente.
69. ELEGIRÁ QUIEN QUERRÁ.
COMPRENDERÁ QUIEN PODRÁ.
69'. TOMARÁ QUIEN OSARÁ.
REVELARÁ QUIEN DIRÁ.


La división no es la muerte, es la
separación de la mezcla. Los cuerpos son
divididos, no para ser abolidos, sino para
ser renovados.
HERMES TRISMEGISTO

Y Dios, que ha resucitado al Señor, nos
resucitará también por su potencia.
PABLO

*

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