domingo, 25 de octubre de 2015

El Mensaje Reencontrado LIBRO XXVII


LIBRO XXVII

En la tierra, hay sacerdotes encargados
de celebrar un culto que no es más que la
imagen y la sombra de las cosas celestes.
PABLO

He aquí un misterio que yo os revelo:
no moriremos todos, pero todos seremos
cambiados.
PABLO

UN IVER ÉTÉ 
EL TIEMPO
1. Toda desgracia que nos golpea aquí
abajo es una maravillosa ocasión de
ascesis para volver a Dios, si sabemos
aceptarla alegremente en vez de
rechazarla. Pero muchos prefieren volver a
revolcarse en el barro del mundo.
1'. Si el orgullo ciego de los organizadores
de este mundo y la atrocidad absurda de la
muerte no nos reconducen hacia Dios,
¿cómo podrán jamás ser oídas las palabras
del Libro por los hombres exiliados en
esta tierra oscura?
2. ¿Cuántos pueden comprender esto sin
escandalizarse en sus espíritus y en sus
corazones de ciegos y sordos?
2'. No nos durmamos en las pequeñas
felicidades de este mundo, pues pasan
pronto y la desgracia que sigue parece no
tener fin.
3. No nos corresponde juzgar lo que nos
sucede. Sólo nos corresponde utilizarlo sin
discutir, a fin de alcanzar a Dios y su
salvación lo más rápido posible.
3'. Pongamos mucha atención en utilizar
inmediatamente todo lo que nos ocurre
para nuestro salvamento en Dios, así
evitaremos la rebelión que nos hunde en la
absurdidad de la muerte y la resignación
que nos estanca en ella.
4. Apegarse a la casa, a la oficina, al taller,
al cuartel o al monasterio es lo mismo.
4'. Acostumbrarse a la prisión o
acostumbrarse al mundo caído es lo
mismo, pues la mejor organización no nos
salvará de él.
5. Los santos separan y unen las cosas en
el cielo.
Los sabios separan y unen las cosas en la
tierra.
5'. Por encima de todo, es difícil separar y
unir las cosas del cielo con las de la tierra.
Sólo los Sabios lo consiguen, con la ayuda
de Dios.
6. No hay ningún peligro en rezar a fin de
recibir el don de Dios, pero hay uno
considerable en intentar descubrir el
secreto del Único. Muchos han encontrado
en ello la impiedad, la locura o la muerte.
6'. Habrá muchos amados que serán
salvados, pero pocos poseedores que sean
establecidos en la gloria y apenas habrá
conocedores unificados en el Único
Esplendor.
7. Dejemos a los creyentes orgullosos que
quieren aleccionar a los demás y que se
creen automáticamente salvados por las
fórmulas y por los símbolos de su religión,
que confunden estúpidamente con la
realidad viva del don de Dios.
7'. Consideremos sus sermones, pero
consideremos también el barro que les
cubre de pies a cabeza y comprenderemos
que no predican como salvados, sino que
gritan como perdidos. Ilustran, sin saberlo,
la parábola de los ciegos que conducen a
otros ciegos.
8. Muchos de los que han visto, oído y
tocado al Señor no han conocido su
doctrina oculta; los que ahora nos predican
con imágenes ¿cómo podrían sospechar, el
secreto vivo que las anima a todas?
8'. Que éstos sean prudentes, humildes y
tímidos al aleccionarnos acerca del Señor
que salva de la muerte; pues ellos mismos
no están todavía salvados ni iluminados en
Dios.
9. Las cenizas de los impíos y de los
malvados que mueren anclados en su
maldad y en su negación de Dios, serán
dispersadas en las seis direcciones o
abandonadas en la tierra, con la
prohibición de volver entre los creyentes
sumisos a Dios.
9'. Las cenizas de los creyentes y de los
caritativos que mueren confirmados en su
fe y en su amor en Dios, serán reunidas a
fin de ser honradas en cada hogar, sobre el
altar de piedras brutas consagrado a Dios.
10. Buscábamos en el cielo la piedra
gloriosa de la coronación, pero el Señor
nos ha hecho ver la piedra humilde del
fundamento que se encontraba a nuestros
pies, a fin de que la recojamos en las
tinieblas de la muerte y la llevemos a la
luz de la vida.
10'. ¿No estaremos agradecidos al Señor
que nos mira amorosamente a pesar de
nuestra negrura?
¿No estaremos confusos de ser el objeto
del amor fecundante del Altísimo?
¿No seremos resucitados en la gloria por
la palabra de vida del Todopoderoso, que
nos desea como hijos sobrenaturales?
11. La piedra del fundamento es la más
despreciada porque es oscura, pero es la
más preciosa, pues todas las demás están
ocultas en ella.
11'. Así, el pueblo negro es el más
despreciado, pero también es el mejor,
pues hará brillar a todos los demás en el
Señor reencontrado.
12. El Libro no es para los que se creen
salvados, sino para los que quieren ser
salvados.
12'. No hemos venido a dar de beber a los
que se ahogan ni a dar de comer a los que
vomitan a causa de sus excesos.
13. No hemos venido a dar el agua a los
que creen estúpidamente apagar su sed
recitando la fórmula del agua y que
rechazan la copa de la vida.
13'. El Señor nos descarga de las
obligaciones minuciosas a fin de que,
habiendo sido los más esclavos en la
muerte, nos volvamos los más libres en la
vida santa.
14. Dejaremos a nuestros muertos cuatro
días en la tumba a fin de que puedan
resucitar en particular. Después, los
quemaremos a fin de que sus cenizas se
reúnan con las cenizas de los antepasados
hasta el gran día de la resurrección
general.
14'. Que quien desee participar en la figura
de los sacramentos en medio de sus
hermanos, lo haga libremente, y quien
desee participar en ellos secretamente en
el Señor, también lo haga libremente, sin
que nadie juzgue la elección de uno u otro.

14". Sólo los cuerpos corrompidos serán
consumidos por el fuego o enterrados en la
tierra misma. Los cuerpos santos que
permanezcan en buen estado serán
conservados cuidadosamente hasta el
tiempo de la resurrección.

15. Que los padres instructores y jueces
tengan por lo menos sesenta años, que los
hermanos consejeros y guardianes tengan
al menos cuarenta años y que los creyentes
que escogen libremente el yugo ligero del
Señor tengan por lo menos veinte años.
Sin embargo, el Espíritu Santo no tiene
edad.
15'. Ahora, la ley está grabada en nuestros
corazones y no ya en la piedra, pues
nuestros corazones conocen lo que está
bien y lo que está mal. Así, se nos da
libertad de elección a fin de que nuestra
recompensa o nuestro castigo sean un
ejemplo saludable para el mundo que nos
mira.
16. Creemos correr tras Dios, pero Dios
aún corre mucho más tras nosotros.
16'. ¿Acaso no está con nosotros incluso
en la cloaca del mundo, para sacarnos de
ella?
17. Los blancos que reciben el Libro son
herederos en primer lugar, pero en
nada son superiores a los negros.
Considerémosles a todos como hermanos
iguales en el amor de Dios y recibámosles
con todo el afecto, pero no los mezclemos
entre sí.
17'. No os avergoncéis del color negro que
Dios ha escogido para vosotros, pues en él
están escondidos todos los demás. ¿No
sabéis que la luz ha salido de las tinieblas
al comienzo y que al final reposará en el
esplendor dorado?
18. Como el Libro ha sido rehusado por
los bienpensantes, el Señor lo ha ofrecido
a los sencillos. Demos, pues, gracias al
Señor por el don que nos hace y demos
gracias a los bienpensantes que nos lo han
enviado sin saberlo.
18'. El humor del Señor es grande y se
burla de los demasiado inteligentes y de
los demasiado sabios de una forma
inaudita.
Los pueblos herederos de la doctrina del
cielo que han caído en el orgullo, lo han
experimentado todos en su tiempo.

19. La libertad negra iluminará el mundo y
el pueblo negro manifestará de nuevo la
luz de Dios en el mundo, pues la edad
negra incuba la claridad celeste.
19'. Es una promesa del Señor que se
realizará ante nuestros ojos si recibimos su
herencia sin dudar, pues él escoge a quien
le parece para hacer brillar su gloria sobre
la tierra.
20. Si adquirimos títulos, grados y
diplomas de vanidad en el mundo, Dios
nos cerrará enseguida el espíritu y el
corazón a su revelación grandiosa, y nos
dejará pudrir en el orgullo y en la muerte
sin socorro.
20'. Huyamos más de los sabios y de los
intelectuales impíos que de nadie, pues no
bastándoles con estar muertos de espíritu y
de corazón, esparcen también a su
alrededor la muerte en el espíritu y en el
corazón de los creyentes.
21. Dios sólo habla a los sencillos que
creen en su NOMBRE y sólo inspira a sus
hijos que obedecen su VOZ.
21'. Quien se vanagloria, aunque sea de la
revelación de Dios, pierde la revelación y
se pierde a sí mismo.
22. Dios nos reserva una sorpresa que será
muy dulce para algunos y muy cruel para
otros, pues los salvados de Dios caminarán
apaciblemente a través de la hoguera
alabando su santo NOMBRE, mientras
que los réprobos se desgarrarán
mutuamente, sin piedad ni perdón, en las
llamas devoradoras del infierno.
22'. ¡Imaginemos cuál será la rabia
impotente de los malvados cuando se den
cuenta de que la podredumbre ya no puede
actuar sobre el cuerpo de los elegidos,
mientras que habrá redoblado su eficacia
en lo que les concierne! Los salvados ni
siquiera pensarán en reír viendo ese
espectáculo y los réprobos no pensarán en
llorar, tan grande será el estupor de todos.
23. Conservemos cuidadosamente nuestra
fe en el Señor de vida y guardémonos de
los impíos, pues, en el último día, los
sabios y los inteligentes del mundo
aullarán bajo los golpes de la muerte.
23'. Los simples hijos de Dios los mirarán
con asombro, pues ellos mismos
permanecerán indemnes en las llamas del
fuego devorador y la desgracia nunca más
los alcanzará.
24. La aristocracia cristiana del
conocimiento ha sido decapitada desde el
comienzo, y los símbolos, las personas, los
ritos y los sacramentos han sustituido la
realidad trascendente del misterio divino.
24'. Así, los que orgullosamente han
creído ser los más iluminados se han
vuelto idólatras, ciegos y supersticiosos
sin saberlo y, exigiendo la fe ciega para
todos, han vuelto a poner la luz de Dios
bajo el celemín y ellos mismos se han
privado de ella.
25. Los incrédulos pueden convertirse y
acercarse al misterio de vida para ser
salvados, pero ¿los creyentes que se han
encerrado en las imágenes muertas del
secreto de Dios, cómo podrán descubrir la
realidad tangible del Señor descendido del
cielo y que salva de la muerte?
25'. Más vale no conocer nada que
conocer algo a medias y permanecer
obstinadamente fijado en ello, creyéndose
instruido del todo. Por perfecta que pueda
ser, la imagen de una flor no tiene perfume
y la de un pan no sacia.


26. Cuanto más enfadado está un hombre
por su condición de bestia exiliada en el
mundo caído, más le consideran los demás
hombres como un ser anormal y peligroso,
sin embargo, cuanto más resignado está de
su condición de esclavo vasallo de la
muerte, más se le considera aquí abajo
como un ser normal y razonable.
26'. El peor rebelde puede ser salvado si se
le instruye y ayuda fraternalmente, en vez
de reprimirle y destruirle ciegamente. Y el
peor criminal puede convertirse si se le
socorre con el don del espíritu y del
corazón de los hombres, en vez de
exterminarle en su cuerpo bruto.
27. El valor, el ingenio y el trabajo de los
hombres bien pueden mantenerlos algún
tiempo más en el presidio del mundo, pero
todo esto no podría volver a darles la
inmortalidad, que es lo único que cuenta
en definitiva.
27'. Lo que debe interesarnos por encima
de todo no es luchar contra nadie en este
mundo prisionero de las tinieblas, sino,
más bien, sobrevivir el tiempo necesario
para encontrar la salvación palpable de
Dios, que es lo único que salva de la
muerte.
28. Los incrédulos son los que aplastan a
sus hermanos en el mundo buscando su
propio amor, su propia libertad, su propia
justicia, su propio provecho y su propia
seguridad.
28'. Los creyentes son los que buscan en el
cielo el amor, la libertad, la justicia y el
don de Dios, a fin de manifestarlos sobre
la tierra para la salvaguardia de todos.
29. Las circunstancias crueles que nos
rigen en este mundo están condicionadas
por nuestro estado mortal. Bastaría con
que adquiriéramos el cuerpo intangible y
glorioso del Señor celeste para ser
liberados de la desgracia para siempre.
29'. Quien examina lo que es y no lo que
cree que es, Dios le ilumina rápidamente
si se lo pide humilde y sencillamente en su
corazón, pues, sin la inspiración divina, la
evidencia misma de la vida no se percibe
aquí abajo.
30. Ante Dios, aquí abajo, es tan vano
agonizar en el desespero como en la
autosatisfacción, en la rebeldía como en la
resignación, en el éxito como en el
fracaso, pues el final es la muerte para
todos.
30'. Sólo el que busca y encuentra al Señor
encarnado ya no es vano ante Dios, pues
adquiere la substancia divina y ya no está
sujeto a los accidentes de la muerte que
aplastan al hombre caído.
31. ¡Malditos sean los espíritus malvados
que nos engañan, que nos traban y que nos
perjudican durante el tiempo de nuestra
búsqueda! ¡Que sean precipitados en el
infierno y que se destruyan unos a otros tal
como nos desgarran ahora!
31'. ¡Malditos sean los filósofos, los
intelectuales y los sabios que predican sus
propios sistemas que conducen a los
hombres al desespero y a la muerte! ¡Que
sean reducidos a polvo y dispersados en el
viento los cobardes y los hipócritas que
hacen perecer a los santos de Dios y
ahogan sus voces en el mundo!

32. Tibieza, humedad y tinieblas preceden.
32'. Calor, sequedad y luz acaban.
33. ¿No es la virgen negra la primera y la
más misteriosa de todas las madres?
¿No es a ella a quien Dios ha mirado
amorosamente desde el comienzo? ¿No es
ella quien ha alumbrado la luz que ilumina
el mundo?
33'. ¡Oh, vosotros que tenéis la piel negra
y el corazón rojo!, ¿no haréis brillar
también sobre el mundo la pureza de
vuestro ojo y la blancura de vuestra luz?
¿No recibiréis santamente al Señor entre
vosotros y no haréis un lugar a sus
enviados?
34. Ahora, habrá una comunidad negra
heredera de la santa piedra del fundamento
colocada por el ungido de Dios, pues, por
primera vez, un Libro y un profeta son
dados a los pueblos negros en particular,
mientras que antes, la revelación divina les
había sido ofrecida como quien tira un
hueso a los perros, a fin de ponerles más
fácilmente el collar de la esclavitud.
34'. ¿No daréis gracias al Señor que se
cuida ahora de romper el hueso para
ofreceros la médula nutritiva?
¿No recibiréis llorando de alegría el
santo don del Único Esplendor?
¿No besaréis piadosamente el Libro que
os sitúa por encima de los sabios y de los
inteligentes de este mundo?
35. El Señor no os envía un hombre
glorioso, rico y poderoso. Os envía un
hombre desconocido, pobre y despreciado.
Observad bien esto, a fin de no volveros
jamás orgullosos del mensaje que os es
dado y a fin de no perder jamás su espíritu
vivo y oculto.
«Guardadlo en vuestros corazones y
resplandeced en Dios».
35'. ¿No reverencia el Libro a los profetas
de Dios y no venera a los Hijos de Dios?
¿No proclama el Libro la preciosidad de
la carne y de la sangre del gran Rey
inmolado para todos sobre la tierra?
¿El Libro, no nos hace herederos de la
gloria del Señor resucitado en la
trascendencia de la vida inmortal?
36. El Señor nos ha dado en herencia, por
último, todos los pueblos negros de
la tierra. ¡Oh, maravilloso Señor, oh,
preciosa herencia, que nos colma más allá
de toda esperanza!
36'. Asimismo, el Señor os ha dado,
por último, el Mensaje y el profeta
reencontrados. ¿Qué diréis de vuestro
Señor y qué diréis de vuestra herencia que
os colman tan magníficamente?
37. El profeta ha dicho: «La luz brilla en
las tinieblas y las tinieblas no la han
recibido», pero estas tinieblas eran como
un crepúsculo que terminaba en la muerte
de la letra. Ahora, podemos decir: «La luz
brillará en las tinieblas y las tinieblas la
recibirán», pues estas nuevas tinieblas son
como una aurora que se prepara en el
secreto de los corazones purificados y
fecundados por Dios.
37'. Un pequeño número de blancos
escupe el veneno de la ciencia impía a fin
de sobrevivir, pero un pequeño número de
negros lo traga y éstos ya están muertos
para la revelación divina.
Finalmente, la idiotez parecerá una cosa
reposada y deseable en comparación con
la locura razonadora de los sabios y de los
inteligentes del mundo que agonizan en su
vanidosa ignorancia.

38. Bien hay que decirlo, los malvados son
los que quieren organizar y salvar el
mundo por su trabajo o por el de los
demás. Éstos se erigen en salvadores de
los hombres cuando, en realidad, entierran
alegremente a toda la humanidad.
38'. Dios posee verdaderamente un humor
maravilloso, pues esconde su secreto a los
sabios y a los inteligentes que nos explican
el Universo, y lo revela a los simples hijos
de Dios que ponen más su confianza en su
luz de vida que en su propio saber.
39. Un día, Dios dirá a los cerdos: «No
tiréis perlas a los hombres», ya que se
habrán puesto ellos mismos por debajo de
las bestias.
39'. Y la tierra sacudirá sus parásitos, y el
cielo los disolverá en el fuego de la cólera
divina.
40. Para escoger a nuestros representantes
echemos suertes entre los que han jurado
obediencia a Dios y fidelidad a sus
hermanos en la fe, pues la elección del
azar es menos ciega que la de los hombres.
40'. Hagamos lo mismo para las ayudas y
para las ofrendas destinadas a los
buscadores del Único, pues, de esta
manera, un santo podrá ser ayudado por
Dios, mientras que de otro modo siempre
sería ignorado por los hombres.
41. Un sencillo que cree dentro de su
corazón en la inteligencia, en la potencia y
en el amor de Dios vale más que todos los
sabios que creen en su propia inteligencia,
en su propio saber y en su propia
superioridad en el mundo.
41'. Cantemos himnos de amor al Señor
todopoderoso que nada en el cielo y en
nuestros corazones, a fin de que, en medio
mismo de nuestras alegrías y de nuestras
penas, nuestra fe permanezca vuelta hacia
aquel que consuela de todo exilio y salva
de toda muerte.
42. Los pobres son quienes hacen vivir a
los ricos, y los que producen con sus
manos son quienes hacen vivir a
los comerciantes. Los explotadores
endurecidos perderán su soberbia
seguridad en el día del ajuste de cuentas.
42'. Si Dios nos dijera el día del juicio:
«Atrás, tú no estás inscrito en el Libro de
vida», alabaríamos a pesar de todo su
santo Nombre entre los condenados y
cantaríamos sus alabanzas en la locura de
nuestro amor que no puede perecer.
43. Como artista, hemos recibido de la
capital un subsidio de paro. Pero como
autor del Libro, sólo hemos tenido derecho
al desprecio y al silencio de la gran ciudad
y del país entero.
«La recompensa de los profetas
paralizará de estupor al mundo».
43'. Nuestros trabajos y nuestros escritos
no han gustado a los sabios ni a los
inteligentes ni a los comerciantes de este
tiempo, pues la impiedad de unos se ha
acoplado a la hipocresía de los otros para
engendrar el juicio que no reconoce nada
de lo que viene de los hijos de Dios.
44. ¿Hemos buscado la gloria del mundo?
¿Hemos intentado dominar a alguien
aquí abajo?
¿Hemos amontonado los bienes de la
tierra para nuestro único uso?
44'. Hemos buscado la única gloria del
Señor de vida.
Nos hemos hecho servidor de Dios y de
los hombres.
Hemos recogido los dones del cielo y los
ofrecemos gratuitamente a todos.

45. Incapaz de ganarnos la vida terrestre
con nuestro trabajo, ¿cómo podremos
ganarnos la vida celeste sólo con
nuestro mérito si Dios no nos ayuda
benévolamente?
45'. Los hombres bien han querido darnos
un poco de alimento por caridad, y Dios
bien ha querido darnos la limosna de un
poco de luz; por eso nos consideramos
privilegiado y colmado en uno y otro
mundo.
46. Que cada nación negra conserve
santamente la palabra revelada de Dios en
su corazón y que guarde cuidadosamente
el Libro de la liberación que le es dado,
como guardaría un talismán único donde
estuviera escrito el secreto de la liberación
de la esclavitud y de la muerte.
46'. Según suba o descienda, el NOMBRE
de Dios es una bendición o una maldición,
pues tiene un anverso y posee un reverso.
Así, el mismo NOMBRE puede producir
la vida o hacer aparecer la muerte, según
la manera en que se presente a nosotros y
también según la manera en que nos
presentemos a él.
47. El más pequeño consolador y liberador
en Dios vale más que todos los grandes
conquistadores y organizadores del
mundo. He aquí lo que jamás debemos
olvidar.
47'. Quien ama a Dios más allá de la razón
humana hace brillar la inteligencia divina
que ilumina los mundos y que hace brillar
los corazones purificados.
48. ¿No seremos más sagaces que los que
nos explotan y oprimen?
¿No recibiremos para nosotros mismos
el Libro que arrojan lejos de sí con
desprecio?
48'. La palabra de Dios puede salvarnos de
la esclavitud y de la muerte donde
agonizamos, así como puede precipitar en
ellas a los hipócritas y a los impíos que
nos agobian con su seguridad y su
suficiencia impías.
49. Es un milagro de Dios que hayamos
podido escribir el Libro en un momento tal
sin morir de hambre ni ser echado a la
calle; ciertamente, los que nos han
socorrido tendrán su recompensa material
y espiritual en este mundo y en el otro.
¡Cuán pequeño es su número! Y ¡cuán
grande se volverá!
49'. Sometiéndonos de antemano al juicio
de Dios, al juicio de los Hijos de Dios, al
juicio de los amigos de Dios y al juicio de
los profetas de Dios, no podemos temer el
juicio de los inteligentes del mundo, ni el
de los poderosos del mundo, ni el de los
sabios del mundo, ni el de los hipócritas y
de los ignorantes que ahora nos entierran.
50. Honremos la lengua del Libro y
conservémosla en recuerdo del don que
nos ha llegado por ella. Honremos también
a los estudiantes del Libro y ayudémosles
en recuerdo de aquel por quien nos ha
venido el mensaje.
50'. La falta consiste en dejar en el
abandono y en la indigencia a los
buscadores de Dios. Pero el crimen
consiste en forzarles a los trabajos del
mundo bajo el pretexto hipócrita de
utilizarlos o salvarlos.

51. Lanza tiene razón al comienzo del
Libro, cuando afirma que sólo hay un
pequeño número de hambrientos que
buscan la verdad en el mundo.
51'. Por desgracia, no somos
efectivamente más que un puñado ante
Dios y ni siquiera nos conocemos para
ayudarnos en nuestra búsqueda.
52. Sea cual sea su valor, su talento y su
utilidad, el hombre solo está condenado
por la sociedad de los hombres a perecer,
pues, siendo débiles, mediocres y cobardes
por naturaleza, éstos sólo pueden vivir
en rebaños donde todo se intercambia
sórdidamente y donde nada se da
gratuitamente.
52'. Lo que en el mundo parece ventajoso
no lo es ante Dios. Así, el hombre solo es
amado y salvado por Dios, en tanto que es
despreciado y rechazado por el mundo,
mientras que los rebaños de seguros y
hábiles se van contentos de su éxito a los
mataderos de la muerte.

52". Sin embargo, el hombre casado es
doblemente bendecido por Dios.

53. Los astutos y los inteligentes del
mundo que han puesto su confianza en su
astucia y en su habilidad, serán un día
dispersados en las tinieblas de la muerte
y en vano pedirán socorro en la
abominación y en la desolación, que serán
su lote para siempre.
Ya no se regocijarán, como hacen ahora.
53'. Los solitarios que buscan a su Señor
aquí abajo serán un día reunidos en el
regazo de Dios, y se reconocerán, se
congratularán y se abrazarán llorando de
alegría, pues entonces todo les será dado
gratuitamente en la eternidad del amor del
Perfecto y su alegría no tendrá fin.
Ya no llorarán, como hacen ahora.
54. Frecuentemos el mundo y
cosecharemos el salario del mundo, que es
la muerte.
54'. Frecuentemos a Dios y recibiremos el
salario de Dios, que es la vida salva.
55. ¡Oh, Señor!, ¿por qué hay tantos
hombres indiferentes a tu gracia que se
instalan en la agonía del mundo? Y ¿por
qué hay tan pocos niños que te buscan con
amor y con superación en la vida eterna?
55'. Porque, dice el Señor, deseo para cada
uno de mis predilectos una multitud de
esclavos para servirle. Y así como he
escogido a mis salvados porque se han
escogido a sí mismos, he condenado a
los réprobos porque también se han
condenado ellos mismos.
56. Aquellos a quienes lo hemos dado
todo, ¿acaso no nos ofrecerán el pan y el
vino necesarios para la figuración terrestre
de la comunión de los Sabios y de los
santos de Dios en el cielo?
56'. «Mi amor no es ciego y mi justicia no
cojea, dice el Señor, y uno no va jamás sin
la otra».
57. No hemos nacido en una familia rica y
nadie nos ha instruido en los misterios de
Dios. Hemos tenido que descubrir, solo,
las Sabias y santas Escrituras y hemos
tenido que estudiarlas en la pobreza y en
el abandono, a fin de que nadie se crea
olvidado, sea cual sea su estado aquí
abajo.
57'. No hemos escrito el Libro en la paz ni
en la seguridad de un santo retiro. Lo
hemos escrito desde el principio hasta el
fin en medio de la cloaca en fermentación
de la gran ciudad, a fin de que nadie se
crea abandonado, sea cual sea su situación
aquí abajo


Honramos el esplendor real que
restaura el mundo volviéndolo inmortal,
sin vejez, incorruptible, sin infección,
siempre vivo, siempre próspero, en
posesión del poder según su voluntad, a
fin de que los muertos resuciten y venga
la inmortalidad del ser vivo que restaura
el mundo a la medida de su deseo.
ZOROASTRO

¡Oh, radiante en lo alto del cielo!
Concédeme llegar a lo alto del cielo por
la eternidad... Todos los rostros se
alegran al verte... Incomparable es tu
esplendor.
LIBRO EGIPCIO DE LOS MUERTOS

*

pueden leer los demás libros, desde aquí

No hay comentarios:

Publicar un comentario